Jazmin trabajo final
LA TRANSFORMACIÓN EDUCATIVA EN EL SIGLO XX
INTRODUCCIÓN
El
sistema educativo federal mexicano fue imaginado por sus fundadores como un
mecanismo que iba a complementar y estimular la iniciativa educativa de los
estados y los ayuntamientos más nunca pensaron que absorbiera, anulara la
iniciativa local. Sin embargo, la magnitud del rezago educativo, el tamaño de
las tareas que era necesario emprender para resolverlo y la debilidad de la
organización local y municipal, obligaron a desarrollar una empresa educativa
apoyada principalmente en la acción federal.
A
partir de 1921, con la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP)
como organismo con jurisdicción sobre todo el territorio nacional, el gobierno
federal empezó a absorber las escuelas municipales y después las de los estados. A este proceso se le
denominó “federalización”, pero en realidad tenía un sentido centralizador. A
pesar de las críticas que hoy podamos hacer al centralismo, éste hizo posible
la expansión de los servicios educativos en todo el país, sobre todo la
educación primaria.
En
1943, con apoyo del gobierno federal, se unificaron las distintas
organizaciones asociadas de maestros en una sola, lo que hoy es el Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Desde entonces, este actor
político ha sido fundamental en la gestión de los servicios educativos y en el
control político del magisterio. A partir de 1958, año en que tuvo lugar una
amplia movilización magisterial que reclamaba autonomía sindical y apertura democrática,
el debate sobre la necesidad de descentralizar la SEP se fue haciendo más lento,
sin que se tomaran decisiones trascendentes.
En
el siguiente ensayo se hace una reflexión de distintos temas pero que nos lleva
a la formación del sistema educativo mexicano
LA EDUCACIÓN EN LA
REVOLUCIÓN
Este es un periodo de gran
inestabilidad, en algunos lugares surgen caudillos con ideales liberales,
interesados en mejorar la calidad de vida de los mexicanos; por esta razón
algunos estados se volvieron autónomos en la cuestión educativa y cada uno de
ellos buscó destacar en este ámbito, tal fue el caso de Durango, Coahuila,
Yucatán y Tabasco.
Con
el propósito de hacer llegar la instrucción a los lugares más apartados, se
establecieron las Escuelas Rudimentarias en todo el país. Estas escuelas son
rudimentarias, en tanto que ofrecían los conocimientos básicos y algunos
oficios para que la población pudiera integrarse a la vida productiva del país.
La finalidad es “la enseñanza para hablar, leer y escribir castellano y
ejecutar las operaciones fundamentales y más usuales de la aritmética”.
La
educación de este periodo se caracterizó por concebir y extender la educación y
la escuela al servicio de la comunidad, ya que éstas contribuían al bienestar
social de la población. Aquí el maestro jugaba un papel importante como
promotor de cambio. Se le dio un toque social porque incluía medidas de apoyo social,
se distribuían alimentos y vestido en las escuelas, convirtiéndolas en centros
de asistencia social.
Se promulga la Constitución de 1917,
es urgente que el Estado establezca un sistema educativo que permita cumplir
con los compromisos nuevos. Así que se creó la Secretaria de Educación Pública
en 1921, bajo la dirección de José Vasconcelos. Lo primero que hizo fue
organizar los departamentos en que se dividiría la nueva institución, quedando
en primera instancia tres ramas:
• Escuelas. Aumentó las escuelas
elementales, impulsó las escuelas rurales y técnicas; creó escuelas
preparatorias en las capitales de los estados, impulsó la educación infantil y
de adultos, creó talleres que impulsaran la pequeña industria.
• Bibliotecas. Para acercar la
cultura al pueblo, consideró que tenían que existir bibliotecas ambulantes,
juveniles y públicas en poblaciones mayores de 3000 habitantes. Se le dio gran
impulso a la labor editorial.
• Bellas artes. Otro medio
importante para llevar la cultura y de una forma amena fue la difusión que se
le dio al arte popular: pintura, teatro, artesanías, etc. Le dio gran
importancia al artista, porque estaba en contra del intelectualismo.
LA EDUCACIÓN
POSREVOLUCIONARIA
Durante el
periodo posrevolucionario, las maestras y los maestros fueron el enlace entre
el proyecto educativo gubernamental y las comunidades. El primer impulso de la
Secretaria retomó las inquietudes de educadores como Justo Sierra, quien había
advertido la necesidad de educar a los campesinos e indígenas para liberarlos
del fanatismo religioso, fomentar el trabajo, hábitos de higiene, puntualidad,
ahorro de recursos económicos, campañas contra el alcoholismo, los juegos de
azar y el consumo de tabaco.
La SEP surgió
como una dependencia federal para la transformación de una sociedad
predominantemente rural y campesina, hacia una de tipo progresista, urbana,
industrial, compuesta por ciudadanos, con una educación ascendente,
comprometida y leal con el desarrollo económico, político y social del país.
EL MILAGRO MEXICANO
A partir de
1940 México inicio una etapa llamada el milagro mexicano, esta etapa se
caracterizó por ser de un crecimiento sostenido y fue el cambio hacia la
formación de una nación moderna e industrializada.
Pero cuando México entro a la segunda Guerra Mundial, su situación
internacional dio un vuelco, de pronto, el país se encontró como aliado del país
que hasta hace poco parecía la principal amenaza a su soberanía e incluso a su
existencia.
“La guerra creo una
atmosfera de excepción que propicio soluciones rápidas y definitivas a muchos
de los problemas existentes entre México y Estados Unidos, entre ellos la forma
de pago de las reclamaciones y la deuda petrolera. El gobierno de Washington
facilito a México la obtención de los primeros préstamos internacionales desde
la caída de Victoriano Huerta, para inducir la producción de materias primas
requeridas por la economía bélica estadunidense.” (Aguilar Camín, Héctor y L. Meyer, 1997,
P.195)
El interés por
atender a la clase trabajadora radicó en que los disturbios de 1968 y 1971 eran
muy recientes y se temía que la población, ante la desigualdad social, se
organizara como lo comenzaban a hacer en otros países latinoamericanos. Por
otra parte el campo que había estado descuidado a favor de la industrialización
fue objeto de una Ley de Reforma Agraria, publicada el 27 de febrero de 1971,
en la que se establecía, entre otras cosas, la repartición de la tierra hasta
que no hubiese más que repartir.
Sea lo que sea,
esos tiempos suelen ser recordados con cierta nostalgia, la que produce el
recuerdo una época sin crisis económicas
recurrentes, con baja inflación, estabilidad política y crecimiento
económico. Pero del lado positivo, durante estos años del Milagro Mexicano, las
autoridades tuvieron un comportamiento conservador en el manejo de sus
finanzas, es decir, sus deudas eran pequeñas, e incluso hubo años con exceso.
El gobierno, por tanto, no gastaba más de lo que tenía de ingresos que fue lo
opuesto de lo que posteriormente se hizo. El gobierno en estos tiempos no
recurría al mercado de capitales a pedir préstamos y eso, sin duda, ayudó a
tener tasas de interés razonablemente bajas.
Esta estrategia no podía mantenerse
indefinidamente, sobre todo si se tiene en cuenta que el déficit en cuenta comente
de 1971,726.4 millones de dólares, se había vuelto de 3,044.3 millones cinco años
más tarde, en 1976, ano que culmino con una devaluación estrepitosa- el peso de
devaluó 50 por ciento respecto del dólar- y el establecimiento de una paridad
flotante del peso. (Aguilar Camín, Héctor y L. Meyer, 1997, P.204)
LA DESCENTRALIZACIÓN
EDUCATIVA
La descentralización tuvo entre sus principales
consecuencias la revaloración del papel de la escuela, a la que se le atribuyó,
al menos formalmente, un rol protagónico en el proceso de reforma emprendido.
Desde los inspectores escolares hasta los padres de familia y las comunidades
en su conjunto, pasando por los directores y maestros, fueron convocados a
articular su quehacer de otra manera.
La descentralización intentaba resolver los problemas
administrativos derivados de la expansión del sistema y buscaba rescatar para
las autoridades superiores de la SEP el control sobre el personal, perdido a
manos de la representación sindical. Este mismo objetivo perseguía la
transformación de los inspectores y directores en empleados de confianza.
El gobierno plantea un proyecto de descentralización radical
(1982-1988), que contemplaba la transferencia de los servicios educativos y la
relación laboral de los maestros de educación básica y normal del gobierno
federal a los estados de la República; el proyecto se realizó sólo
parcialmente, quedando como una especie de descentralización inconclusa.
Finalmente, el gobierno consuma la descentralización, ahora denominada
federalización educativa (1988-1994).
El proyecto de
descentralización radical de la educación básica y normal de Miguel de la
Madrid, fue retomado por el gobierno del presidente Carlos Salinas y,
finalmente, el 18 de mayo de 1992, se consumó ahora bajo el nombre de
"federalización educativa". Ese día la SEP, el SNTE y los
gobernadores de los estados firmaron el Acuerdo Nacional para la Modernización
de la Educación Básica y Normal (ANMEB). En los siguientes días la Secretaría
de Educación firmó una serie de convenios con cada uno de los gobiernos
estatales: después, algunos de éstos signaron otros convenios con la dirección
nacional del SNTE, con el fin de garantizar la representación sindical
del personal transferido a los estados, 26 estados crearon sus respectivos
organismos estatales descentralizados, que se hicieron cargo del personal, los
bienes inmuebles y las funciones transferidos por el gobierno federal. Los
cinco estados restantes absorbieron directamente las oficinas que la SEP tenía
en cada uno de ellos para el control técnico y administrativo del personal de
educación básica y normal.
BIOGRAFÍA
·
Aguilar
Camín, Héctor y L. Meyer (1997), “El milagro mexicano, 1940-1968”, en A la
sombra de la Revolución Mexicana, México, Cal y Arena/SEP (Biblioteca para la
actualización del maestro), pp. 187-235.
·
“La
centralización por otros medios”, en La federalización educativa en México,
1889- 1994, México, SEP (Biblioteca del normalista), pp. 221-244.
·
Arnaut, Alberto
(1998), “Los maestros de educación primaria en el siglo XX”, en Un siglo de
educación en México, t. II, México, FCE, pp. 195-229.
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