Trabajo Final Brenda






INTRODUCCIÓN
Aquí hablaremos de 6 temas abordados a lo largo del 3 parcial, los cuales son: La educación en la revolución, La educación posrevolucionaria, la centralización educativa, el milagro mexicano, la descentralización educativa y el sindicalismo mexicano, donde daré a conocer los hechos relevantes de cada tema, tomando en cuenta también las cosas que afectaron al país, incluso las cosas de educación que en su momento fueron buenas y ahora ya no, abordando lo bueno que nos dejó cada presidente en su sexenio en este caso se hace inca pie en la lectura del milagro mexicano, saber cómo era la educación es de ayuda pues se podrá comparar con lo actual y que cosas tuvo que pasar la educación para llegar a la educación que ahora tenemos, así mismo las cosas buenas y las malas que nos dejó la centralización y descentralización que hubo en el país y por último se hablara de cómo es que ahora tenemos sindicato por que tuvo que pasar y desde cuando inicio. Es interesante porque existen cosas por las cual el país tuvo que pasar.
La educación en la revolución
Este es un periodo existe gran inestabilidad, en algunos lugares surgen caudillos con ideales liberales, interesados en mejorar la calidad de vida de los mexicanos; por esta razón algunos estados se volvieron autónomos en la cuestión educativa y cada uno de ellos buscó destacar en este ámbitos, se enfocaron más en los estados de  Durango, Coahuila, Yucatán y Tabasco. Convocado por el Club Liberal Ponciano Arriaga en San Luis Potosí, en  1901, surgieron movimientos de oposición al régimen existente, uno de los primeros fue representado por la corriente magonista.  El Partido Liberal Mexicano, difundió su programa político en 1906, en el cual proponía hacer reformas en los aspectos políticos, económicos y sociales que protegieran a los campesinos y en general a la población explotada. En materia educativa, planteaba la necesidad de popularizar la educación y que es el Estado quién debe asumir la organización y dirección de la instrucción de la niñez, otorgar mejores sueldos a los maestros, enseñar artes y oficios en las escuelas, la prohibición al clero de impartir educación y la obligatoriedad de la educación elemental; todo esto, para lograr el desarrollo del país dentro de un marco de libertad y justicia social.
El propósito era  hacer llegar la instrucción a los lugares más apartados, se establecieron las Escuelas Rudimentarias en todo el país. En 1911, se aprobó el proyecto de Ley con el que el gobierno aceptó la responsabilidad económica para solventar este tipo de escuelas fuera del Distrito Federal, el 1° de junio de ese mismo año se pone en marcha.
Estas escuelas son rudimentarias ofrecían los conocimientos básicos y algunos oficios para que la población pudiera integrarse a la vida productiva del país. La finalidad es la enseñanza para hablar, leer y escribir castellano y ejecutar las operaciones fundamentales y más usuales de la aritmética
Al largo del tiempo y con base a  encuestas existieron  algunos problemas de las Escuelas Rudimentarias, como: La heterogeneidad étnica- lingüística de la población: para educar a los indígenas era necesario que los maestros aprendieran sus dialectos, esto perjudicaba seriamente al español como lengua nacional y más que con ella se pretendía la integración del país, los bajos recursos financieros: este punto era el de mayor importancia ya que los Estados y municipios no contaban con recursos para impulsar las escuelas, por eso propuso la federalización de la enseñanza y que el estado debía tener la responsabilidad de difundir y sostener la educación.
La educación de este periodo se caracterizó por concebir y extender la educación y la escuela al servicio de la comunidad, ya que éstas contribuían al bienestar social de la población. Aquí el maestro jugaba un papel importante como promotor de cambio.
La educación posrevolucionaria
Para los gobiernos emanados de la Revolución mexicana, la educación fue uno de los medios indispensables para la reconstrucción del Estado nacional. El artículo 3° de la Constitución política, promulgada el 5 de febrero de 1917, estableció una educación laica y gratuita; no obstante, hacían falta los mecanismos necesarios para implementar un proyecto educativo nacional, en un país que emergía de una guerra civil.

Bajo la influencia propositiva de José Vasconcelos, en el , del 3 de octubre de 1921, se publicó el decreto por el cual el Congreso de la Unión dispuso la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que tomó bajo su control y supervisión la educación preescolar, primaria, secundaria, Normal para maestros, preparatoria y universitaria, así como los museos, bibliotecas, recintos culturales y arquitectónicos ubicados en del Distrito Federal y territorios federales, así como la coordinación general del ramo educativo y cultural con las diferentes entidades estatales de la República. Vasconcelos estaba convencido de que la educación constituí un elemento de liberación humana y que, a su vez, generaba la libertad de creencias.
 Durante el periodo posrevolucionario, las maestras y los maestros fueron el enlace entre el proyecto educativo gubernamental y las comunidades. El primer impulso de la Secretaria retomó las inquietudes de educadores como Justo Sierra, quien había advertido la necesidad de educar a los campesinos e indígenas para liberarlos del fanatismo religioso, fomentar el trabajo, hábitos de higiene, puntualidad, ahorro de recursos económicos, campañas contra el alcoholismo, los juegos de azar y el consumo de tabaco.

La SEP surgió como una dependencia federal para la transformación de una sociedad predominantemente rural y campesina, hacia una de tipo progresista, urbana, industrial, compuesta por ciudadanos, con una educación ascendente, comprometida y leal con el desarrollo económico, político y social del país.

Al iniciar la década de los 30 del siglo XX, la política de integración nacional confluyó en la unificación de las fuerzas activas en bajo el predominio del Partido Nacional Revolucionario (PNR), al que la educación debía contribuir para dotar de una base popular, campesina y obrera.

Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, los maestros más comprometidos con la cruzada nacional por la educación, asumieron tintes radicales bajo el concepto de la educación socialista.
Vasconcelos estaba convencido de que la educación constituía un elemento de liberación humana y que, a su vez, generaba la libertad de creencias. Pluralista por convicción, cualquier pensamiento monolítico le resultaba reduccionista; hiperactivo, concebía al individuo propenso a la acción y, por lo tanto, como un ente que no requería de estímulos externos utilitaristas para actuar. A partir de estas consideraciones, para Vasconcelos educar significaba enseñar los valores humanos con los cuales la actividad conduce a la superación. Su proyecto educativo rescataba al pueblo de la inacción intelectual, generada a lo largo de los años de humillación en los que habían sido obligados a no actuar, y lo redimía permitiéndoles aumentar su confianza e identidad, mediante el orden y la disciplina. El planteamiento vasconcelista fue de carácter universal, porque confrontaba y conciliaba a nuestra Nación con el mundo a partir de su concepción iberoamericana.
La labor institucional de Vasconcelos, impulsada con el establecimiento de la SEP, concentró los esfuerzos educativos de la Revolución y les dio una orientación reconstructora. La educación debía ir a los marginados, estar guiada por preocupaciones democráticas. Su deber ser consistía en formar hombres con confianza en sí mismos, que emplearan su energía sobrante en el bien de los demás. Para la visión vasconcelista, la pobreza y la ignorancia son los mayores enemigos del progreso, resolverlos precisaba de la educación para subsanar tan grandes males.
El objetivo final del sistema educativo de Vasconcelos radicaba en transformar la realidad en todas sus manifestaciones. Para ello, era necesario combatir la opresión que durante siglos había pesado sobre el mexicano porque le impedía cristalizar sus esfuerzos en favor de la actividad productiva e imaginativa, hacia un uso placentero de su ocio que evitara su hundimiento en la pereza.
LA CENTRALIZACION EDUCATIVA
La calidad de la educación en un sistema centralizado está orientada a lograr respuestas econométricas y estadísticas como factor comparativo entre los estados, y si estas son exitosas, los grandes beneficiados son básicamente los gobiernos y las personas que lo representan.
El sistema centralizado sufrió diversas modificaciones, pero se mantuvo prácticamente inalterable hasta la Constitución de 1978. Durante todo este periodo sólo se conocieron dos rupturas. En la primera de ellas, durante el sexenio democrático, el liberalismo radical halló la primera oportunidad política para aplicar sus teorías sobre el no intervencionismo estatal. La segunda ruptura, llevada a cabo durante la II República, fue consecuencia de una descentralización política territorialmente limitada y del primer intento de establecer en España un sistema de participación educativa. La Constitución de 1978 constituye la tercera y última ruptura del centralismo como tradición histórica del sistema educativo español, acontecida en tres ámbitos: la descentralización política y administrativa en favor de las comunidades autónomas, la participación educativa y la autonomía política y presupuestaria de las corporaciones provinciales y locales. 
El paso de un modelo centralizado a otro intermedio exige normalmente un cambio constitucional y una implantación gradual, porque la creación de una entidad territorial interpuesta entre el poder central y las comunidades locales puede suponer una nueva distribución territorial del poder y, en consecuencia, un nuevo reparto de competencias.
EL MILAGRO MEXICANO
El Milagro Mexicano comprende un período de la historia contemporánea de México, transcurre entre 1940 y 1968 que se caracteriza por la aplicación de una serie de reformas económicas y sociales por parte desgobierno de los sexenios responsables, para desarrollar el mercado interno y la industria y la expropiación de bienes nacionales como la energía 
Durante este periodo de prosperidad, los sectores campesino y obrero vieron mejorar sus condiciones de vida, además las clases medias que estaban formadas por profesionales y funcionarios también vieron que mejoraba su economía.
 El milagro mexicano buscó a toda costa tener una economía libre de inflación, libre de déficits y de devaluaciones, para lograrlo se convirtió en un modelo económico de puertas cerradas y muy proteccionista, lo cual hizo que las empresas crecieran sin capacidad de ver lo que pasaba fuera de México, ello propició que las empresas de esos años no pudieron competir en el exterior, lo cual les impidió exportar productos con la calidad que exigían los mercados extranjeros de la época Ante ello, México importaba más de lo que exportaba, lo cual le trajo un déficit de más de 400 millones de dólares.
La población creció de manera acelerada, particularmente en los centros urbanos, pues el crecimiento industrial no estuvo a la par del crecimiento agropecuario, y esto provocó que la gente se movilizara del campo hacia las ciudades, generando un proceso de urbanización descontrolada.
La industrialización y expansión de las ciudades impulsaron el fortalecimiento del sector servicios, que se convirtió en una de las actividades económicas más dinámicas.
Se consolidó el comercio, el turismo, el transporte y los servicios financieros. Lamentablemente, también creció de forma desmesurada la burocracia estatal, al emplear a cada vez a más personas.
Manuel Ávila Camacho presidió el gobierno desde 1940 hasta 1946, atravesado por la crisis mundial provocada por la Segunda Guerra. Durante su mandato se negoció la deuda externa producto de la nacionalización petrolera que realizó su antecesor Lázaro Cárdenas.
Su gobierno realizó acuerdos con la élite empresaria para desarrollar la economía, asegurándose de esta forma de que el precio de los productos estuviera pactado y, en caso de quiebra de las empresas, el gobierno intervendría para reflotarlas.
Ávila Camacho también asignó a los obreros un buen salario y seguridad social, además de muchos recursos para los líderes sindicales, de manera de garantizar el orden laboral y la aceptación por parte de los trabajadores ante las acciones de las empresas y del gobierno.
Comienza entonces a movilizarse el aparato económico de una forma, si se quiere, ficticia, ya que era el Estado el que manejaba las finanzas tanto de las empresas como de los obreros, en vez de hacerlo naturalmente la propia sinergia de la economía.
En 1952 Adolfo Ruiz Cortines comenzó su sexenio intensificando su política nacionalista. Una fuerte subida en los precios de los alimentos que el gobierno ya no podía compensar, trajo como consecuencia una inflación irrefrenable.
Es entonces cuando se propone el modelo de Desarrollo Estabilizador y donde se evidencia de forma patente el llamado milagro mexicano.
Ruiz Cortines decidió devaluar la moneda  a 12.50 pesos por dólar. Además, aumentó las exportaciones mexicanas y disminuyó aún más la importación de mercancías, que, a partir de entonces, tendrían que producirse en México.



“Ya no nos ocuparemos de otros síntomas del desequilibrio ex- i terno, pero no es posible pasar de largo una breve mención a la desintegración nacional de que da cuenta el desequilibrio regional y sectorial de nuestra economía” (Jorge Carrion, 1973, “el milagro mexicano” p.46)

Con base a todo lo que se había logrado pues se afirma que no habría más desequilibrio pues el alto grado de proteccionismo que las empresas tuvieron en México hizo que perdieran la carrera para industrializarse y modernizarse a la par con otras empresas del mundo. La clase media creció de manera importante durante el Milagro Mexicano, ya que en 1940 era el 12.6% de la población, para 1960 ya era el 30%, es decir creció en poco más de 100%.
 Pero no todo el tiempo fue así fue en  1970 la situación era insostenible. La deuda pública acumulada generó una fuerte crisis económica, el dólar se disparó, surgieron los movimientos guerrilleros, la pobreza empeoró y el Milagro Mexicano se desvaneció.
La transición del período inflacionario de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta a la etapa de “desarrollo estabilizador” fue rápida y uniforme.
LA DESCETRALIZACION EDUCATIVA
La descentralización educativa en México es un proceso en marcha, la alternancia política, las coyunturas económicas y el debate académico inciden constantemente en su derrotero.
El modelo de descentralización seguido en México estuvo condicionado en su diseño e instrumentación por un conjunto de factores políticos: un régimen presidencialista, de partido único/hegemónico y con una estructura corporativa-clientelar. La autoridad central preserva el control sobre los elementos decisivos del sistema educativo, a saber: la responsabilidad por los planes y programas educativos, la negociación salarial, los aspectos sustantivos de la carrera docente, así como el control de la mayor parte de los recursos fiscales, mientras que a los gobiernos locales se les delega los aspectos operativos y, acaso, la posibilidad de agregar contenidos propios al currículo. Por todo esto, el mexicano es un modelo muy peculiar en el contexto de otros procesos de descentralización en América Latina. Los acuerdos políticos fundamentales registrados en el ANMEB fueron fruto de la negociación del Ejecutivo Federal con el SNTE, más que con los gobiernos estatales. Los componentes del Acuerdo fueron parte de la concertación para sustentar la decisión de fondo: transferir la operación de los servicios educativos federales a los gobiernos locales, garantizando el carácter nacional del sistema educativo. El Acuerdo hizo coincidir este proceso, al que denominó federalización, con un amplio programa de reforma pedagógico-curricular de la educación básica y una reforma docente. Esto mezcló la transferencia de responsabilidades operativas-administrativas federales hacia las entidades, con un acto de reafirmación de la autoridad federal sobre la dirección técnica del sistema educativo ante los gobiernos locales. Además, los términos del Acuerdo resolvieron las demandas del SNTE en lo laboral, en lo organizativo interno y en lo El Acuerdo planteó cuatro estrategias: 1) Incremento del gasto educativo por parte tanto del gobierno federal como de los estatales; 2) Reorganización del sistema educativo, con dos ejes: Federalismo educativo, que traspasa a los gobiernos estatales los establecimientos escolares, los recursos materiales y financieros de educación básica y normal, quedando al gobierno central la responsabilidad de la normatividad. Participación social, que comprende a maestros, padres de familia y autoridades, para lograr una mayor vinculación de la comunidad hacia el correcto funcionamiento de las escuelas. 3) La reformulación de los contenidos y materiales educativos: reforma de contenidos y métodos en preescolar; programas de estudio y libros de texto de primaria, reimplantación del programa por asignaturas en secundaria, en lugar de áreas. 4) La revaloración de la función magisterial: actualización, salario profesional, vivienda, carrera magisterial y aprecio social por su trabajo.
EL SINDICALISMO
Los sindicatos mexicanos ocupan un lugar marginal como actores políticos y sociales. Esto es consecuencia de los cambios económicos generados por las políticas de liberalización y apertura y de las prácticas internas antidemocráticas, la falta de autonomía y la sumisión frente al Estado
En febrero de 1916, se llevó a cabo en Veracruz, un Congreso obrero convocado por la Federación de Sindicatos del Distrito Federal, al que se negó a concurrir el general Heriberto Jara, quien era, en aquel entonces, el gobernador del estado. En tal Congreso se acordó formar un organismo sindical obrero llamado Confederación del Trabajo de la Región Mexicana.
El 13 de octubre de 1917, se reunió en Tampico otro congreso obrero; concurrieron a él delegados de todas las organizaciones de importancia. Se aprobaron resoluciones que asentaban el derecho de libre asociación, recomendaban la organización sindicalista y se aconsejaba a los obreros limitar la familia, cuando la situación económica fuera grave. Las organizaciones obreras de Tampico se congregaron el 13 de diciembre de 1917 y acordaron convocar a la realización de un Congreso Obrero para formar una organización nacional. Este Congreso se reunió el 10 de mayo de 1918, en la ciudad de Saltillo, ahí se fundó la CROM
 La fundación de la CROM representa el triunfo del reformismo, en el movimiento obrero de México. Desde la realización del congreso de 1916, en Veracruz, se descartó la lucha política y se maniató a la clase obrera, condenándola a la lucha económica; se prohibía a los miembros de los organismos sindicales apoyar a algún partido político e, implícitamente, se les impedía la formación de un partido obrero. El congreso de Saltillo, en 1918, hizo sentir la lucha de nacionalistas contra una tendencia de afiliarse a la internacional. También, en el Congreso de Saltillo, se exigió la reglamentación.
A todo esto se suma la lucha por abolir los «contratos de protección», un vestigio del México antidemocrático. Muy usuales en los sindicatos corporativistas y blancos, son contratos colectivos simulados, pactados a puertas cerradas entre un patrón, un seudodirigente sindical y un abogado laboralista. Sirven exclusivamente a los intereses del patrón ya que, con el aval de la Secretaría del Trabajo, evitan que un sindicato auténtico exija la representación de los derechos de los trabajadores.
Aunque no existe un tipo único de contrato de protección, todos comparten tres características: se firman entre representantes sindicales y patronales sin que la mayoría de los trabajadores intervenga; son suscriptos por sindicatos no elegidos democráticamente y se administran y revisan sin consultar a los trabajadores.


CONCLUSIONES
La educación en la revolución  es un periodo en donde  existe gran inestabilidad, el propósito era  hacer llegar la instrucción a los lugares más apartados, se establecieron las Escuelas Rudimentarias en todo el país esto es algo importan te pues la educación en México subiría más lo cual llevaría a más empleos y al país lo beneficiaria económicamente. Esto va de la mano con la educación posrevolucionaria pues estableció una educación laica y gratuita; no obstante, hacían falta los mecanismos necesarios para implementar un proyecto educativo nacional, en un país que emergía de una guerra civil algo que beneficiaria bastante en la educación del país.
La centralización educativa es un sistema que  está orientada a lograr respuestas econométricas y estadísticas como factor comparativo entre los estados, y si estas son exitosas, los grandes beneficiados son básicamente los gobiernos y las personas que lo representan, mientras que la  descentralización educativa en México es un proceso en marcha, la alternancia política, las coyunturas económicas y el debate académico inciden constantemente en su derrotero.
El milagro mexicano buscó a toda costa tener una economía libre de inflación, libre de déficits y de devaluaciones, para lograrlo se convirtió en un modelo económico de puertas cerradas y muy proteccionista, lo cual hizo que las empresas crecieran sin capacidad de ver lo que pasaba fuera de México esto trajo  muchos milagros es por eso el nombre la lectura a pesar que fueron muchos años del milagro fue en 1970 cuando acabo esta buena racha para el país.
Los sindicatos mexicanos ocupan un lugar marginal como actores políticos y sociales. Esto es consecuencia de los cambios económicos generados por las políticas de liberalización y apertura, los sindicatos de los estados ayudaron con propuestas incluso hacían ver aluna cosa que no convenía hace relevancia mucho el estado de Veracruz.

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