Tranformacion educativa en siglo XX
22 de enero de 2019
Yarely Martínez de la cruz
Matemáticas, tercer semestre
Introducción
A lo largo del presente trabajo se
abordará como ha sido la transformación de la educación en nuestro país durante
el siglo pasado. Como bien sabemos, el sistema educativo es un tema bastante
controversial, debido a todos los factores con que se ha visto envuelto
(sucesos, personajes políticos y reformas educativas) para llevar a cabo o dar
como resultado el sistema que hoy presenciamos. Lo que conlleva a desglosarla
mediante un orden cronológico, partiendo del papel que desempeñaron los
docentes durante la revolución, seguido de la educación post-revolucionaria,
posterior a ella la centralización educativa, así como también uno de los
sucesos más importantes que sucedió durante 1948-1968, nos referimos al
“milagro mexicano”, la centralización educativa y finalmente el sindicalismo
mexicano.
Desarrollo
Uno de los principales protagonistas del
sistema educativo en México a lo largo de todos estos años, es sin duda los
profesores, así es como lo describe Arnaut, Alberto.
Una de las mayores dificultades para valorar la magnitud y
el sentido de la participación del magisterio en la revolución es que se trata
del grupo profesional más numeroso, con la más extensa distribución geográfica
en el país y con una mayor heterogeneidad social, profesional y económica.
(1998)
En un principio en el periodo de la
pre-revolución, a diferencia de otras profesiones que participaban activamente
para dar comienzo a este levantamiento del pueblo mexicano, los maestros
primarios se mantenían alejados de este asunto, siguiendo así las obligaciones
que debían efectuar al instruir la enseñanza elemental en sus estudiantes. Sin
embargo, en la zona norte del país se podía percibir con mayor notoriedad un
fuerte movimiento por éstos.
Por otra parte, durante el estallido de
la revolución las cosas tomaron otro rumbo para los profesores, pues contrario
al inicio, ahora se les podía ver participando con un mayor interés en los
asuntos políticos del país, algunos ayudaban sirviendo como secretarios de los
jefes revolucionarios, otros participaban aún más fungiendo éste último rol.
Sin embargo, había otros quienes no estaban de acuerdo a este cambio
estructural, formando parte así del grupo conservador elitista, o bien, siendo
sólo un simple espectador. Pero las cosas no pintaban bien en algunas regiones
del país, pues había una escasez económica (retrasos de pagos y despidos) en el
trabajo docente, en consecuencia a ello
tuvieron que trasladarse a otros lugares en busca de una mejor remuneración
económica generalmente inmigraban en el Distrito Federal, o bien, en zonas
alejadas al movimiento que se presentaba.
Con el triunfo de la revolución, los
maestros ambicionaron ciertos puestos altos en el sistema educativo, e
inclusive incursionaron en el campo político. Deseaban trabajar en el nivel
universitario y ser tratados mejor que éstos, y dado a sus constantes gestiones
y al cambio del personal en el sistema político lograron sus propósitos, sin
embargo, debido a este último factor, el gozo fue efímero.
No obstante, y paralelo a la revolución
mexicana, la educación durante el año de 1912, de acuerdo a una Ley Federal
dictada el año anterior, es decir en el año 1911, comenzaron a aparecer las
primeras escuelas destinadas al campo, a las cuales les denominaron “Escuelas
Rudimentarias”, esto sucedió debido a la caída de Porfirio Diaz
Para que se
constituyeran estas escuelas fue necesario que el congreso de esa época (1911)
votara una ley de educación para todos los estados del país, además que sería
obligatoria, entre ellas crear centros educativos en donde se enseñaran a leer
y escribir el castellano y a ejecutar las operaciones fundamentales y usuales
de matemáticas (aritmética), la instrucción rudimentaria se impartiría de
acuerdo a dos cursos, así como también mencionaba que la asistencia a las
escuelas rudimentarias no sería del todo obligatoria y se les proporcionaría a
los analfabetos se interesaran y concurrieran a éstas, sin que hubiese una distinción
de sexos ni mucho menos de edades.
Para que hubiese
asistencia a las escuelas rudimentarias, se procuraría distribuir los alimentos
y vestidos a los educandos que lo necesitaran, éstos últimos fueron los que
llamaron principalmente la atención de los ciudadanos, provocando así
resultados positivos, cabe mencionar que durante esta época las necesidades
eran exorbitantes, la gente era muy humilde y con escasos recursos económicos,
lo que conllevaba a que el centro de interés recayera fundamentalmente en las
cosas que se les solventaba. Zapata fue quien publicó el Plan de Ayala,
en el que precisaba la procuración de solucionar las necesidades de
alimentación, vestido y vivienda a las escuelas rurales, fruto de lo anterior
mencionaba.
De acuerdo
al régimen revolucionario triunfante en 1912 empezó a crear las escuelas
abriéndolas en toda la extensión del país, pero entendido desde el primer
momento de que dichas escuelas serían de poca eficacia.
No obstante,
de acuerdo con el régimen que triunfó durante la revolución (1912), empezaron a
crear dichas escuelas. Hubo algunos que dudaban de su eficacia, entre ellos el
subsecretario de educación, el ingeniero J. Pañi quien se encargó de sondear las
opiniones públicas, entre ellas recibió un sinfín de cartas, todas respondiendo
y sugiriendo propuestas para llevar a cabo una escuela con calidad, sobre todo
de personas ilustres e investigadores, aunque tampoco se dejaba de lado al público
en general. En dichas aportaciones de ideas y opiniones se sugirió la necesidad
de integrar materias de geografía, historia, ciencias naturales, dibujo y trabajos
manuales; otro mencionaba la necesidad de crear escuelas enfocadas al campo,
tales como la agricultura e industrias regionales; también había quien señalaba
que era necesario crear escuelas en donde se formaran los profesores destinados
a zonas del campo, es decir Escuelas Normales Rurales.
Por otra parte, una
vez que se hubo consumado la lucha revolucionaria la soberana convención
revolucionaria del país presentó un programa de reformas sociales y políticas,
el 18 de abril de 1916.
Cuestión agraria. Está desglosado en
cinco artículos, entre los cuales destaca la destruir el latifundio y crear la
propiedad para que el mexicano pueda trabajar de ella. Regresar la tierra y el
agua a los pueblos en forma de ejidos. Darle impulso a la parte agrícola,
formando bancos para proveer de fondos a los campesinos al trabajar la tierra,
al mismo tiempo que establecer escuelas enfocadas con este mismo propósito.
Como último punto menciona la expropiación de bienes raíces por parte del
gobierno.
Cuestión obrera. Este programa va
enfocada en los derechos que deben gozar la clase obrera, tales como establecer
leyes que les protejan sobre accidentes y pensiones, así como también el
horario de trabajo más humanizado; dar derecho de formar sindicatos entre
trabajadores que vean sobre problemas referentes al trabajo; reconocer el
derecho de protesta, como por ejemplo las huelgas y el sabotaje. Sin embargo,
uno de los aspectos más importantes que se suprimió, fueron las tiendas de raya
en todo el país.
Reformas sociales. Enfatiza la cuestión
de proteger a los hijos y a las mujeres, este último víctimas del acoso por
parte del género masculino, estableciendo leyes que castiguen al responsable.
No obstante, menciona la libertad de las mujeres para divorciarse de su pareja.
Reformas administrativas. En un primer
instante refleja las necesidades de la educación, expandir las escuelas
rudimentarias, reconocer el papel del profesor, fundar escuelas normales,
otorgar la libertad de autonomía a la universidad nacional. Como segundo plano,
establece la participación de los impuestos en la canasta básica, impulsar el
trabajo de los artesanos, obreros y empleados, la prohibición de los monopolios
reformar a las sociedades anónimas, así como también las empresas mineras; hace
mención de los ferrocarriles en cuanto a la supervisión de las tarifas y
accidentes. Como tercer plano, los asuntos referentes al país, el derecho de
expropiación de las tierras para un uso que resulte benéfico a la sociedad, las
negociaciones con compañías extranjeras, revisión de los impuestos aduanales,
los del timbre y demás tributos federales, liberar la carga de impuestos los
productos de la canasta básica, así como también a los artesanos y
comerciantes, sin embargo, aumentarlos en el tabaco y bebidas alcohólicas. Por último,
registrar administrativa y estadísticamente los bienes pertenecientes al
Estado.
Reformas políticas. Como punto de
partida expresa la independencia de los municipios para hacerse cargo de los
intereses que se susciten, aunque preservando la idea del gobierno federal.
Incluir al parlamento como parte de del gobierno federal, eliminar el puesto de
vicepresidencia y jefaturas políticas. Reorganizar las bases del poder
judicial, así como también las responsabilidades de los funcionarios, proteger
el voto de los ciudadanos, y por último castigar a los enemigos de la causa
revolucionaria.
Artículos transitorios. En un primer
plano nos menciona la designación de los gobernadores por las juntas locales de
los estados deberá reflejar una visión revolucionaria y debe sujetarse al
artículo 14 del Plan de Ayala.
En un
segundo plano, remover a los gobernadores si han violado algún artículo del
Plan de Ayala o hayan cometido un delito grave, como hacer caso omiso de los
abusos de sus subordinados.
Como tercer plano, el derecho a tomar
parte en las elecciones locales por nombramiento de gobernadores de jefe que
hayan empezado a revolucionar antes de la caída de Victoriano Huerta.
El 20 de
octubre de 1920, durante la presidencia de Álvaro Obregón, José Vasconcelos
presenta una planeación para la creación de un programa “Secretaria de
Educación Pública” con el fin de que se encargara de los asuntos pedagógicos en
el país. “A los pocos
días de la presentación del plan, se inició una campaña periodística sobre el
proyecto de crear una Secretaría de Educación Pública. El Demócrata (junio 29
de 1920) optó por emprender una encuesta entre las personalidades más
sobresalientes del medio educativo nacional” (Meneses Morales, 1986)
Hubo
grandes personajes que dieron sus puntos de vista positivas, así como
consideraciones que debían tomarse en cuenta. Sin embargo, también hubo quienes
no estaban de acuerdo, criticando negativamente esta propuesta; variedad de
periódicos publicaban sus posturas al igual que los anteriores individuos, pero
la mayoría apuntaba a la creación de este programa.
Paralelo a ello se emprendió una
campaña en el que su principal objetivo era combatir el analfabetismo, y al
mismo tiempo fomentar el amor a la patria (nacionalismo).
“La circular No. 1 señalaba las condiciones de
la cruzada: crear un cuerpo de profesores honorarios de educación elemental,
formado por personas de ambos sexos que hubieran cursado como mínimo el tercer
año de la primaria. La Universidad abriría un registro en el cual se
inscribirían todos los habitantes del país que reunieran las condiciones
establecidas en el párrafo anterior, y que desearan dedicarse a la enseñanza de
la lectura y escritura, de modo voluntario y gratuito. Al hacerse la
inscripción respectiva, la Universidad otorgaría un diploma en favor del
inscrito que lo acreditaría como profesor numerario de educación elemental”. (Meneses Morales, 1986)
Para lograrlo tuvo que hacerse un llamado
nuevamente a la sociedad invitando a quienes supieran leer y/o escribir,
instruyeran a las personas cercanas a ellos, no sin antes recalcarles que a
estas personas que enseñaran podrían tomar el título de profesores honorarios
si lograban instruir a 100 personas, estos honorarios implicaban tener mayor
probabilidad y ayuda en estudiar. No obstante, las personas “estudiantes” que
asistieran a tomar clases le darían mayor preferencia a la hora de pedir
trabajo. Para una mayor promoción se
estarían impartiendo las clases en tres turnos: mañana, tarde y noche; este
último era dirigido principalmente para los obreros o padres de familia que
trabajaban en el día, así pues, en las noches estarían aprendiendo a leer y
escribir, además de cálculos relacionados a las matemáticas.
Al
principio no hubo respuestas en su mayoría favorables puesto que parte de la
sociedad sentía apatía y no le veían sentido a todo esto.
Mientras
tanto en octubre la propuesta de José Vasconcelos llegó a oídos del gobernador de Guerrero, Francisco
Figueroa, del director de la Escuela Libre de Derecho de Veracruz, del
gobernador del estado de Veracruz, G. Garzón, y del gobernador del estado de
Chihuahua, Ignacio Enríquez, quienes ofrecieron total apoyo a esta gran
propuesta.
Si bien había diputados que se
contraponían a este proyecto y enunciaban sus argumentos, fueron más en su
mayoría quienes afirmaban la promulgación de la creación de la SEP. Finalmente
el 3 de marzo de 1921 fue aprobado por unanimidad de votos.
Por otro
lado salieron a la superficie complicaciones respecto a los temas de higiene,
salud y alimento dentro del ámbito escolar. La salud era indispensable, por lo
que se crearon centros de salud (ralos); el alimento fue otra cuestión igual de
importante, puesto que gran parte de los mexicanos se encontraban sumergidos en
la pobreza, condiciones realmente preocupantes por la misma miseria que se
vivía en aquella época. Una de las propuestas a este factor, se agregó un nuevo
proyecto “desayunos escolares”.
No obstante, con la creación de la SEP en el periodo posrevolucionario sobresalieron dos
factores interesantes respecto a la educación, nos referimos al papel que
desarrollaron los docentes.
Por una parte, nos encontramos con la
cuestión relacionado a los recursos y materiales didácticos que en su mayoría
escaseaban, el magisterio tenía una visión muy diferente al de realmente
enseñar con sus letras mayúsculas, sólo se enseñaba lo básico como es leer,
escribir y algunas operaciones, no muy diferente a las escuelas rudimentarias.
Los casos que se presentaban en los docentes dejan mucho que decir, lo poco
preparados que se encontraban, así como también el minúsculo interés en
realmente enseñar era uno de los factores que promovieron la baja calidad de la
escuela y por supuesto la vocación representó un elemento maleable. Este último
fue uno de los aspectos que comúnmente los profesores carecían, normalmente se
inclinaban a desempeñarse como docentes debido a que era la tradición familiar,
sus parientes les insistieron y en el último instante, por la obtención de una
beca. No obstante, el sueldo era humillante, esto representó una de las causas
de que los profesores tuvieran que renunciar, además con la brecha que dividía
las clases de la normal (teoría) con la práctica. Frecuentemente los
normalistas salían decepcionados en este aspecto cuestionándose si en realidad
podrían hacerse cargo de la función docente como se presenta el siguiente
testimonio “La maestra María Luisa Campos cuenta que
los profesores salían con muchas ilusiones de la normal, pero al encontrarse
con la realidad, se desilusionaban. Ella, al ver que pasaban los años y no le
aumentaban su sueldo, se retiró finalmente del magisterio.” (Galván, 1985).
En un segundo plano se pone en
énfasis el rol que representaron los docentes en el ámbito rural. “Los maestros
trabajaron bajo los árboles; una mesa, varias vigas y un pizarrón colocado
sobre un atril improvisado era todo el mobiliario. Se perciben grandes cambios;
se acaban los horarios rígidos. La escuela es toda la aldea. El material
didáctico está en la naturaleza” (Galván Escobedo, 1987)
Como ya se señaló, el
proyecto puesto en marcha por Vasconcelos si bien se presentó con mayor auge en
las zonas urbanas, en las zonas rurales seguían careciendo de infraestructura
puesto que los materiales que contaban se limitaban a un mobiliario hostil y
que en ocasiones ni con eso se contaba. No obstante, el programa educacional
“socialista” tuvo otro peso en las escuelas, puesto que los profesores no
estaban preparados pedagógicamente para enseñar las nuevas posturas filosóficas
en donde se asume un carácter dogmático y, paralelo a ello, la presencia de los
campesinos que no aceptaban la introducción de este programa, en el que se
encontraban en un constante conflicto con los que estaban de acuerdo a la
integración del mismo.
Debido a estas condiciones en que vivían
las zonas rurales en aquella época de 1942, se dio inicio a las Misiones
Culturales Rurales. “Instituciones dedicadas especialmente a la capacitación de
jóvenes y de adultos y a la preparación de un clima técnico-cultural con un
valor propio por los hábitos, enseñanzas y destrezas que formen y propaguen las
escuelas de tipo formal” (Santiago Sierra, 1973).
Estas misiones tenían como propósito
principalmente en ayudar a los niños y adultos que habitaban en zonas
urbanas-marginadas y en poblados rurales, en su mayoría campesinos que estaban
muy alejados de la civilización, pues lejos de conocer sobre higiene y cultura,
sólo se enfocaban en la agricultura o lo que predominase en aquellos lugares.
Sin embargo, a gran cantidad de los
maestros que trabajaban en aquellas zonas, no eran bien recibidos, tal como menciona
(Raby L., 1968)
“Para los radicales y los educadores en general se trata de
una hagiología de los mártires de la educación rural, mientras los
conservadores ven a los maestros agredidos únicamente como
"buscapleitos", "ateos", "protestantes" o
"comunistas". Asimismo cuestiones religiosas dieron lugar a varios
ataques contra maestros. Ya en los años de 1926 a 1929 los
"cristeros" habían quemado escuelas, asaltado a maestros y tratado de
boicotear las escuelas amparados en motivos por lo menos en apariencia religiosos.
Más frecuentemente la población obedecía a instrucciones del clero o a amenazas
de los grupos armados”
Con respecto
a lo citado, conlleva a deducir que a pesar de las pésimas condiciones en que
se encontraban estos profesores, también debían soportar las confrontaciones que
surgían con respecto a su labor, como bien lo dice Raby, era un problema entre
conservadores y radicales, por una parte los rechazaban por temor a que en su mayoría
campesinos pudiesen rebelarse ante ellos, y por otra parte los radicales,
quienes tenían fe que estos docentes fuesen quienes enseñaran de marxismo a los
estudiantes. Hubo profesores quienes señalaban que, si no estaban de acuerdo
con su labor, fácil y sencillamente se lo dijeran y ellos buscarían otro lugar,
pero no sin antes verificar los avances que se iban logrando.
Entre 1921 y 1940 los
estados de la república cedieron al gobierno federal parte o la totalidad de
sus sistemas educativos. A este proceso se le denominó “federalización”, pero
en realidad tenía un sentido centralizador. En un inicio la
sindicalización del magisterio fue un proceso centralizador, durante este tiempo
el concepto “sindicalizar” señalaba subordinar de una manera centralizada.
Sin
embargo, también se relacionaba a integrar a una misma organización a los
trabajadores que no habían pertenecido a ninguna agrupación “pre-sindical.” Tal
como lo menciona (Arnaut, 1998)
El sindicalismo no sólo integró en
una misma organización a los agrupamientos preexistentes, sino también
desplazó, redefinió o sometió los resortes, actitudes, objetivos y
agrupamientos pre-sindicales a una dinámica sindical muy distinta a los
anteriores. El sindicato no sólo interviene para la defensa del salario, el
empleo y el respeto a las condiciones de trabajo de sus miembros, sino también
ha llegado a controlar las condiciones mismas de trabajo del magisterio y su
carrera profesional, administrativa y política, e incluso la permanencia en sus
puestos del personal de confianza (no sindicalizado) de la Secretaría de
Educación.
El milagro mexicano comprendido entre
1940 a 1970 es una de las etapas más singulares e importantes en la economía de
nuestro país. En los años posteriores al gobierno de Lázaro Cárdenas se vivió
una recuperación económica como pocas en las economías mundiales, tanto que
llenó de esperanza a los habitantes de México por sus prometedores resultados.
A partir de 1940 México inicio una etapa llamada el milagro mexicano, esta etapa se caracterizó por ser de un crecimiento sostenido y fue el cambio hacia la formación de una nación moderna e industrializada. (Aguilar Camín, 1997)
A partir de 1940 México inicio una etapa llamada el milagro mexicano, esta etapa se caracterizó por ser de un crecimiento sostenido y fue el cambio hacia la formación de una nación moderna e industrializada. (Aguilar Camín, 1997)
Las filas del proletariado, la
burguesía y la clase media crecieron y se expandieron las ciudades, su ambiente
natural. Los incipientes burgueses mexicanos —industriales, comerciantes y
banqueros—, afianzaron su primacía y con el tiempo volvieron a dar cabida al
socio extranjero; tanto, que ya en los años sesenta empezó a ser manifiesta,
como en el Porfirito, la dependencia industrial mexicana del capital y la tecnología
extranjeras, en particular las de origen norteamericano. Desatada la industrialización
en parte como reacción al eco popular del cardenismo que termino dividiendo a
la familia revolucionaria, los gobiernos dudaron sobre el papel del Estado y el
grado deseable de su intervención directa en el proceso productivo.
Esto
sucedió porque México se unió a las potencias durante la segunda Guerra Mundial,
y dio como resultado un incremento y crecimiento económico. Estados Unidos, uno
de los países que siempre se ha mantenido como potencia mundial, fue quien directa
e indirectamente ayudó a nuestra nación a dar un vuelco exponencial, puesto que
las materias primas crecieron en un grado enorme, además que durante este
tiempo se exportó materia necesaria para la segunda guerra mundial, y que por
supuesto, México tenía.
Sin
embargo, una vez terminado la guerra, el ritmo del crecimiento disminuyó, pero
en la década de los años cincuenta el ritmo volvió a acelerarse y en esta ocasión
se exportaba textiles, productos químicos, alimentos, entre otros. Aunque, por
otro lado (Aguilar Camín, 1997) “una consecuencia de
ese proceso fue la devaluación de 1948 en que la paridad del peso respecto al dólar
se dejó flotar y paso de 5.85 por uno a 6.80 y a 8.64 por uno al año siguiente.
No
obstante, ocurrió un suceso positivo, a lo que Aguilar señala como “La buena
nueva petrolera.” Con este descubrimiento se presentó un panorama nuevo y con
vista favorecedor en 1977, convirtiéndose en unos de los planes más ambiciosos
de planes de desarrollo industrial y agrícola.
Con la creación del Sindicato de
Trabajadores de la educación (SNTE), las organizaciones no estaban oficialmente
reconocidos, pero que en el caso de los profesores, la cuestión tomaba otro
rumbo, pues si bien al gobierno no le apetecía la creación de estos organismos,
la verdad es que los profesores ocuparon un papel bastante importante durante
la revolución mexicana, ya que como sabemos, los maestros son empleados que
trabajan en todas las regiones del país, por consecuente podemos decir que son
una vasta cantidad regados por doquier. En un principio existían varias
organizaciones de profesores, a pesar de que el gobierno de Cárdenas del Rio
haya querido unificarlo en un solo, simplemente fue imposible. Con la llegada
de salinas de Gortari es cuando surge la creación de la SEP, que si bien
reprimió a un grupo de trabajadores que apoyaba al candidato opositor, para los
docentes, dirigidos en esa época por Jonguitud, no dieron marcha atrás, es así
como en el 15 congreso nacional presentan sus peticiones, sin embargo les son
negadas mientras tanto se realizaban marchas y mitin, para el gobierno de
Salinas representaba un gran problema, es por ello que remueve al secretario
general del SNTE y paralelo a ello, también a Jonguitud, en su lugar nombra a
Elba Esther Gordillo, quien era una exprotegida del antiguo líder sindical, con
esta estrategia Salinas cree que con esta nueva líder las cosas cambiarían a su
favor. Sin embargo, la respuesta de Gordillo es otra, ya que sabiendo mover sus
influencias logra dar un giro de 180° en cuanto a la imagen del SNTE, acudiendo
así a un investigador del Instituto Politécnico Nacional, Olac Fuentes para
liderar una fundación creada por la misma organización, las cosas resultan
positivas.
Es así como a raíz de la creación del SENTE comienza una serie de
acuerdos, proyectos, modelos educativos, que propiamente no fueron propiamente
puestas en marcha dentro de los centros educativos. Por una parte está el
compromiso del gobierno en integrar y/o reestructurar planes y programas para
la educación básica, pero también se hace hincapie en la infraestructura, así
como tambien de los materiales didácticos; por otra parte, fuera del país, al
nivel internacional se estaba haciendo un mayor énfasis en una educación que
tuviera las puertas abiertas a nuevos integrantes y que fuese más universal. No
obstante, a raíz de lo ocurrido se creó la Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación
Básica (ANMEB) (SEP, 1992), en el cual propone cuatro medidas: reorganizar el
sistema educativo redefiniendo las atribuciones y responsabilidades de los tres
niveles de gobierno y transfiriendo a los estados los activos, los recursos
financieros y la responsabilidad de operar la educación básica y la normal;
impulsar la participación social en la escuela como principio insustituible de
revitalización; reformar los contenidos y materiales didácticos (precisando
nuevos énfasis en la lectoescritura, las matemáticas, la historia y el
civismo); y revalorar la función magisterial, para lo cual se promete el
salario profesional y un programa de vivienda, se concreta la carrera magisterial,
se anuncia la reforma de la formación inicial y del sistema de actualización de
los profesores.
Sin embargo, existían preocupaciones
en torno al magisterio tales como la lentitud en la reforma de la formación
inicial del profesorado, por ser asunto decisivo para la calidad futura de la
educación; preocupa también la lentitud con que se procede para organizar y
hacer funcionar el sistema de actualización permanente del profesorado; y
finalmente algunas desviaciones de la Carrera Magisterial, la cual, aunque
incorpora ya 80% de los docente: en ejercicio (58000), parece ir diluyendo su
capacidad para estimular la superación profesional efectiva del maestro, y
estar se convirtiendo en instrumento para incrementar de manen casi automática
los ingresos del magisterio. Años más tarde, con el cambio de presidente,
Gordillo llegó a un acuerdo con el candidato panista, dándoles su apoyo en las
elecciones y cuidando que no haya fraudes electorales siempre y cuando también
le mostrara su apoyo una vez que se sentara en la silla presidencial.
Obviamente el agradecimiento fue puesto en evidencia cuando se hicieron unos
ligeros cambios a favor del sindicato, y su agradecimiento no terminó ahí, sino
que continuó en el sexenio de Fox Quezada.
Conclusión
A lo largo de todo el ensayo es posible
deducir que la educación se ha visto involucrada en un sinfín de situaciones que,
si bien han sido desfavorables en algunos casos, han dejado sin duda huellas para
dar el sistema que hoy presenciamos. No ha sido fácil enfrentar dichas
situaciones, puesto que se ha necesitado de mucho ingenio para saber aceptarlas
y a su vez responder con una propuesta mucho mejor. Padres de familia, docentes,
intelectuales, ciudadanía y hasta políticos son actores que repercutieron en
gran medida en la toma de decisiones en cuanto a las escuelas rudimentarias,
misiones culturales, la creación de la SEP y por supuesto, el sindicato de
profesores SNTE.
Bibliografía
Aguilar Camín, H. y. (1997). El milagro mexicano,
1940-1968. En A la sombra de la Revolución Mexicana (págs. 187-235).
México: SEP.
Arnaut, A. (1998). “El
SNTE: de la federalización centralizadora a la federalización
descentralizadora (1943-1998). Instituto Mexicano de Investigaciones
Educativas, 47-53.
Galván Escobedo, E.
(1987). El compromiso del maestro rural. México: t. III SEP.
Galván, L. E. (1985). Vivencias
de algunos maestros en el periodo postrevolucionario. México: CIESAS .
Meneses Morales, E.
(1986). El debate nacional sobre el proyecto de Vasconcelos. México:
CEE.
Peña, F. C., Montaño,
G., Carrión, J., & Monteverde, A. A. (1970). El milagro mexicano.
Recuperado el 22 de 1 de 2019, de http://ru.iiec.unam.mx/2316
Raby L., D. (1968). Los
maestros rurales y los conflictos sociales en México, 1931-1940. En Historia
Mexicana, núm. 70 (págs. 190-226). México: El colegio de México.
Santiago Sierra, A.
(1973). Bases para la organización y conducción del trabajo de las
Misiones Culturales Rurales en 1942. México: SEP (Sepsetentas).
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