Ensayo Final


La transformación educativa en el siglo XX
Introducción.
A continuación presento un escrito sobre los cambios que han ocurrido en México en materia de educación. El punto de partida de este pequeño viaje será el Porfiriato, es una parada muy pequeña para ponernos en contexto y comprender mejor las causas que desencadenaron la Revolución Mexicana, como la desigualdad entre ricos y pobres sobre todo en materia de educación.  Esta fue una época muy difícil para los campesinos pues fueron olvidados por el gobierno federal, lo que provoco pésimas condiciones de vida para ellos.
Durante el recorrido que haremos por la época revolucionaria conoceremos la manera en que los docentes participaron en este movimiento y las consecuencias que esto les trajo. Además nos centraremos un poco en la capital del país y en el enfrentamiento que se daba entre los normalistas y los universitarios en esa época.  Después de revisar esta época veremos las consecuencias de la Revolución en cuanto a educación. En la época posrevolucionaria, revisaremos las medidas que se tomaron para mejorar la situación de la gente del campo y si estas medidas sirvieron o no, además de ver su afectación en la educación.
Poco a poco llegaremos a la centralización educativa. Esta idea que proponía dejar a una sola institución a cargo de la educación en el país. En este punto conoceremos a unos de personajes más comprometidos con la educación en el país, José Vasconcelos, hablaremos un poco de lo que hizo y sus ideas. Para continuar ampliaremos el panorama al hablar sobre el milagro mexicano, pues no solo la educación sufría cambios, sino todo el país lo hacía, veremos muy por encima la época en que nuestro país era un foco de atención mundial por su modelo de desarrollo.
Las últimas paradas serán en la descentralización educativa y el sindicalismo en México, ambos temas muy importantes pues son parte de la educación actual en el país. Es un viaje largo, así que ¿Por qué no comenzamos?



Desarrollo
Reflexionando un poco, la educación en la época Porfirista (y a lo largo de la historia) podría verse como una moneda con dos caras completamente diferentes. Por un lado estaban aquellos niños que tenían la suerte de nacer en una familia económicamente próspera y que vivían en la capital del país, quienes tenían acceso a una buena educación que concluía al terminar la universidad. Por otro lado, estaban los campesinos, quienes solo se dedicaban al campo y no pensaban en llegar más lejos, los niños sabían que su futuro se reflejaba en el oficio de sus padres, por lo que desde pequeños comenzaban a aprender sobre las labores de siembra y cosecha.
No podemos decir que no había escuelas en el campo, pues existían las escuelas rudimentarias, donde se enseñaba a los campesinos a leer, escribir y operaciones fundamentales, pero estas se encontraban en un estado deplorable, además dado que la asistencia a tales instituciones no era obligatoria los campesinos preferían no mandar a los niños a la escuela ya que sabían que eso significaba menos mano de obra en el campo y por lo tanto menores ganancias.
Así era la vida de la gente del campo, teniendo que decidir entre comer o ir a la escuela, “antes de la Revolución nadie creía que hubiese habido necesidad de mejorar la economía de la población rural y de educar a los indios y a los mestizos que vivían en el campo” (Rafael, 1986). Con semejante distinción entre ricos y pobres, solo era cuestión de tiempo para que los desamparados pidieran justicia.
La educación en la revolución
La Revolución Mexicana marcó un punto clave en la historia de nuestro país, pues debido a las pésimas condiciones laborales y el maltrato por parte de los hacendados, los siempre menospreciados campesinos se levantaron en armas para pedir justicia e igualdad. Así, la república mexicana se convirtió en el escenario de múltiples batallas que no solo dejaban a su paso muerte y sacrificios, sino esperanza para los campesinos y pérdida de poder para la “clase alta”. En tales condiciones, no es de extrañar que la educación no perfilara como prioridad para los mexicanos, pues en ese momento lo más importante era conseguir verdadera libertad para el pueblo.
En el ámbito educativo, los principales afectados fueron los maestros, pues debido a la situación del país muchos de ellos dejaron de recibir sus sueldos e incluso fueron despedidos, todo esto a pesar de que algunos participaron como consejeros políticos y jefes militares. Por supuesto hubo un descontento total por parte del gremio de maestros y tales injusticias los llevaron a realizar una huelga en 1919, en la cual reclamaban el sueldo que se les debía y la devolución de sus puestos de trabajo.
A pesar de la mala situación en que se encontraban los profesores, estos apoyaban la causa revolucionaria pues se sentían identificados con los ideales que este movimiento perseguía.
Por otro lado, en la capital del país se dieron conflictos entre maestros normalistas y universitarios, pues los primeros pensaban que la profesión docente solo debía reservarse a los egresados de una escuela normal y que en esta profesión no había cabida para individuos con otra profesión, “Los normalistas querían desplazar a los médicos, a los abogados y a los ingenieros de los órganos colegiados, de las oficinas de instrucción pública y de las cátedras de las escuelas normales, pues consideraban que esas posiciones eran suyas”. (Alberto, 1998)
Además los profesionales que se preparaban en la universidad tenían más libertad que los normalistas, ya que estos tenían que trabajar para el estado, así se garantizaba la instrucción primaria. Lo que más se disputaban estos gremios eran los puestos directivos, los planes y programas de estudio, los libros de texto y los métodos de enseñanza.
 Aun así cada uno de estas instituciones formaba parte fundamental de la educación en la época revolucionaria, ambas tenían la misma finalidad que era la integración nacional y la formación profesional, pero distinto modo de llegar a ella. La normal debía difundir los valores cívicos, la historia patria y la lengua nacional, es decir la educación básica de los mexicanos. Mientras que la universidad debía forjar el alma nacional mediante la investigación y la reflexión sobre la realidad el país. En resumen ambos profesionales de la educación tenían la tarea de ayudar a los mexicanos a aceptar los cambios que se estaban presentando.
La educación postrevolucionaria
En 1917 el movimiento armado terminó con la promulgación de una nueva constitución mexicana. En dicho documento la educación se volvían una prioridad para el gobierno, y en su artículo 3ro de promulgaba una educación, laica y gratuita. Sin embargo, las condiciones no eran óptimas para tal cambio, por lo que se tomaron medidas para asegurar que se cumpliera con lo establecido en la nueva carta magna. En primer lugar, los campesinos recibieron tierras propias para trabajar y mantener a sus familias, con ello los niños eran libres de ir a la escuela.
Además se pretendía que la educación llegara a toda la república, por lo que se comenzaron a construir y establecer las escuelas populares, dichas instituciones tomaba como punto de partida una encuesta realizada en 1918, donde a través de la opinión pública se conocía lo que resultaba necesario en una escuela.
Fue así como los niños y jóvenes del campo ya no solo aprendían a leer, escribir y operaciones fundamentales, sino también otras ciencias como historia, geografía, ciencias naturales, prácticas agrícolas, artes, entre otras. Otro punto importante es que para asegurar la asistencia de los niños, el gobierno opto por dar de comer a los alumnos, además de ropa y libros para que los alumnos aprendieran.
Gracias a los cambios en cuanto a educación rural, no solo los niños y jóvenes podían asistir a clases, la escuela estaba abierta a los adultos que quisieran aprender.           La educación popular se preocuparía por los campesinos y contemplaría el desarrollo de toda comunidad para lograr un cambio social.  Gracias a los cambios que se estaban dando, los campesinos se hicieron de esperanzas, sabían que podían llegar más lejos y que la educación era prioridad para lograrlo.
A pesar de que los cambios en el ámbito rural eran positivos, no todos lo aceptaban de manera inmediata, sobre todo los clérigos, pues el nuevo gobierno había implementado la educación laica, ya que el gobierno federal buscaba mejorar su sistema de educación pública, dándoles libertad de creencia a los alumnos que asistieran a las escuelas federales, por lo que la iglesia perdió poder entre los campesinos.
Aun así, hubo varios casos en que la gente del campo recibía a los docentes de mala gana, los agredían y los insultaban pues no confiaban en ellos ya que pensaban que la educación y las escuelas eran malas, esa manera de pensar fue sembrada en su mayoría por los sacerdotes que no querían perder su poder en la política, pues para ellos los maestros rurales eran agitadores sociales, y también porque constituían un factor importante en la política local.
Para evitar los enfrentamientos entre la escuela y la iglesia, el artículo 3ro de la constitución fue reformado, dejando en claro que:
La enseñanza es libre; pero será laica la que se de en los establecimientos federales de educación, lo mismo que la enseñanza primaria, elemental y superior, que se imparta en los establecimientos particulares. Ninguna corporación religiosa, ni ministro de algún culto, podrán establecer o dirigir escuelas de instrucción primaria. Las escuelas primarias particulares solo podrán establecerse sujetándose a la vigilancia oficial. En los establecimientos oficiales se impartirá gratuitamente la enseñanza primaria. (Artículo 3ro, 1917)
Con la llegada de las escuelas laicas se crearon dos tipos de escuelas: la pública y la privada. La primera era laica, gratuita y obligatoria y la segunda podía enseñar de acuerdo a sus necesidades o creencias.
Otro punto importante durante este periodo fue la decisión del entonces presidente Carranza de dejar a los ayuntamientos de los estados y municipios a cargo de las escuelas elementales. Esta organización educativa descentralizada, les permitía a los gobiernos de cada estado decidir sobre las materias, calendarios, programas de estudio, etc. Es decir, los principios pedagógicos quedarían a cargo de las autoridades municipales.
Sin embargo, y muy a pesar de Carranza, las autoridades estatales y municipales no estaban preparadas para una responsabilidad tan grande y poco tiempo después, se demostró que los ayuntamientos no estaban capacitados para atender las necesidades de las escuelas, lo que provoco paros y huelgas laborales.
Carranza busco modificar nuevamente el artículo 3ro constitucional, con la idea de que las escuelas privadas salvarían al país, pero al ver al presidente obsesionado con la idea de la plena libertad de enseñanza se proclamó el Plan de Agua Prieta para derrocar a Carranza e impedir que se les hiciera más daños a las escuelas públicas.
La centralización educativa
Al terminar el gobierno de Carranza, el poder quedo bajo la responsabilidad de Álvaro Obregón quien a pesar de reconocer la importancia de la educación para el desarrollo del país, no tenía idea de cómo manejar la situación, por lo que dejo a Vasconcelos a cargo de la dirección educativa durante su gobierno. A pesar de que ambos personajes no tenían muy claro cómo manejar la situación educativa “Obregón y Vasconcelos, sin embargo, tenían claro que había que difundir la educación y la cultura desde el centro” (Arnaut, 1998)
Para lograr su cometido, se necesitaban de algunos cambios, uno de los más importantes de la creación de una Secretaría de Educación Pública. Una institución que tendría la facultad y la responsabilidad de manejar la educación de toda la república mexicana. A pesar de que contaba con el apoyo del presidente Obregón, no todos veían la necesidad de esta secretaría, por lo que la aprobación llevo varias sesiones en el congreso y las cámaras, hasta que el 3 de octubre de 1921, el Congreso de la Unión dispuso la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) que tomó bajo su control y supervisión la educación de todo el país en sus diferentes niveles y modalidades.
Al tiempo que se luchaba por la creación de la SEP, Vasconcelos también proponía una campaña contra el analfabetismo la cual, a diferencia dela propuesta anterior, tuvo mucho apoyo principalmente por parte de los docentes. En esta cruzada Vasconcelos invitaba a la ciudadanía a formar parte de la educación y convertirse en profesores honorarios.
La función de dichos profesores sería la de llevar la educación a quienes lo necesitaran y no pudieran acceder a ella:
Serían obligaciones de éste dar por lo menos una clase seminario de lectura y escritura a dos o más personas, ya en su propio domicilio ya en cualquier otro local donde fuere posible. De preferencia, esas clases se darían los domingos y días festivos por la mañana. Los profesores honorarios comenzarían sus clases hablando sobre el aseo y dando consejos elementales, sobre la higiene, la respiración, el alimento, el vestido, el ejercicio, etcétera. (Meneses Morales, 1986)
Para formar parte de este grupo, era necesario haber cursado como mínimo hasta tercer grado de primaria y tener la voluntad de dar clases de modo gratuito.  La universidad otorgaba diplomas a quienes se convirtieran en maestros honorarios. Algo curioso dentro de esta propuesta, es que los niños que hubieran concluido la primaria, podían ser maestros de sus compañeros más pequeños.
Era obvia la preocupación de Vasconcelos hacia todo lo que tenía que ver con la educación, sobretodo el bienestar de los niños. Además de todo lo ya dicho, implemento un programa de desayunos escolares, pues estaba consciente de que no todos los alumnos tenían acceso a un buen desayuno y eso afectaba su aprendizaje.
Esta fue una de las propuestas que tuvo varios factores en contra, pues las cámaras no estaba dispuestas a pagar por todos los desayunos, por lo que se tuvo que recurrir a la caridad de la gente, además algunos niños mostraban actitudes negativas hacia sus compañeros, pues les quitaban su comida o se avergonzaban de recibirla. Para todas estas complicaciones se buscaros soluciones viables, como que los niños se ganaran el alimento al limpiar su salón.
El mayor logro de Vasconcelos fue la federalización/centralización de la educación, es decir que una sola institución, en este caso la SEP, sería la encargada de controlar todo lo relacionado con educación y tendría las riendas. Para Vasconcelos:
La Secretaría de Educación tenía como principal propósito: salvar a los niños, educar a los jóvenes, redimir a los indios, ilustrar a todos y difundir una cultura, ya no de una casta, sino de todos los hombres. Lo cual no podría hacerse sin la construcción de "un organismo flexible, ilustrado y poderoso, que haga sentir su acción por doquiera". (Arnaut, 1998)
Esta idea llevo a varios debates tanto en las cámaras y congresos, como en las escuelas y estados. Por ello la idea de Vasconcelos se puso en marcha, pero no al cien por ciento, pues aun había dudas. “Así, entre 1921 y 1940 los estados de la república cedieron al gobierno federal parte o la totalidad de sus sistemas educativos” (Barba, 2008). Así se dieron las cosas hasta que el presidente Lázaro Cárdenas retomo la idea de la centralización. “El gobierno del presidente Lázaro Cárdenas consideró seriamente la posibilidad de una centralización absoluta, al menos de la educación primaria, y en esa empresa consideraba indispensable la formación de una organización nacional de maestros.” (Arnaut, , 1998)
A partir de la idea centralizadora de Lazaro Cardenas, se creó el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), un gremio magisterial que seria la institucion encargada de defender los derecho se los maestros que pertenecieran a este. Con este sindicato no se logró la centralizacion absoluta, pero si se logro una centralización sindical. Todos los docentes del país debian pertenecer a este gremio y al formar parte de el, tenian asegurada la proteccion de sus derechos.
El milagro mexicano
Durante todos estos cambios, es decir, entre 1940 y 1968, no solo cambio la situación educativa, sino también la situación económica del país. Los cambios sociales y económicos posteriores a 1940 favorecieron la acumulación acelerada de capital y la concentración de recursos materiales en unos cuantos grupos de empresarios privados.  Sobre todo después de la segunda guerra mundial cuando esta dio un vuelco, pues el país se encontró como aliado del país que hasta hace poco parecía la principal amenaza a su existencia. En la década de los sesenta los expertos presentaban al modelo mexicano como un ejemplo a seguir por otros países en desarrollo. La nación mexicana era foco de atención, casi un país de primer mundo.
El país participó activamente, en la formación de la Organización de las Naciones Unidas y en la estructuración del sistema interamericano, lo que llevo a que en 1941, México y Estados Unidos firmaron un acuerdo para que los aviones de guerra de cada uno de ellos pudieran utilizar los aeropuertos del otro. Además México reestableció relaciones con dos grandes potencias: Gran Bretaña y la Unión Soviética y se convirtió en miembro activo del pacto de las Naciones Unidas.
Lamentablemente el gusto por ser el centro de atención duro muy poco, pues la agricultura comenzó a mostrar síntomas de agotamiento, bajó su ritmo y dejó de satisfacer la demanda de alimentos interna y externa. Durante el gobierno del presidente Luis Echeverría emergieron dudas sobre la viabilidad del modelo de desarrollo mexicano y se exigieron cambios para propiciar una sociedad más justa y un sistema económico más eficiente.
Sin embargo, ni las más favorables condiciones del mercado podían resolver el problema del país. Así fue hasta el gobierno de Adolfo López Mateos quien entablo relaciones políticas y económicas con las naciones que acababan de surgir a la vida independiente.
La descentralización educativa
Volviendo al tema educativo, debido a que la centralización educativa no estaba dando los resultados esperados, entre las décadas de los 80s y 90s se reconsidera la idea de la descentralización, debido a que la centralización generaba una enorme carga de trabajo para la institución federal y los estados exigían autonomía. Así, en 1992 bajo el mando presidencial de Carlos Salinas de Gortari:
Se firmó el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), mediante el cual el gobierno federal, a través de la SEP, transfirió a los gobiernos de los estados los servicios de educación básica y los de formación inicial y en servicio de los docentes. (Barba, 2008)
Este acuerdo fue el primer paso para la descentralización educativa, pues este acuerdo dio pie a que se creara la Ley General de Educación. La federalización de los servicios educativos, significo que el gobierno otorgaba a los 31 estados la responsabilidad, las facultades y los recursos para operar los servicios educativos.
Como todo lo que se hace en materia educativa (o por lo menos eso dicen), el proceso de descentralización tenía como finalidad mejorar el servicio educativo formando personas mejor calificadas para competir en la nueva economía. Esta reforma fue legítima al promulgar las reformas en el artículo 3ro de la LGE.
Los resultados de esta decisión han sido favorables, pues ahora están cubiertos los niveles desde preescolar hasta secundaria y hay mayor demanda en los niveles medios superior y superior, lo que ocasiona un desarrollo en lo que a cobertura y asistencia se refiere. Mientras que los aspectos administrativos no muestran grandes cambios ya que tardan un poco más en notarse.
El éxito de la descentralización, llevo a que los gobiernos de Ernesto Zedillo y Vicente Fox continuaran con el acuerdo sin hacer reformas. Este acuerdo hizo historia porque, además de resultar bien, fue firmado por el gobierno federal, el gobierno estatal y el SNTE.
El sindicalismo mexicano
Por último, pero no menos importante, el sindicalismo en México. Como ya enunciamos antes, la centralización propuesta por Lázaro Cárdenas no fue exitosa, pero dejo para los maestros la creación de un sindicato, el SNTE. Dicha institución tiene como misión principal velar por el respeto a los derechos de los docentes y trabaja en conjunto con la SEP en pro de la educación.
Cuando se creó el ANMEB, el sindicato tuvo que ser consultado, pues dicho acuerdo no podía ir en contra de los intereses de los profesores, debían tomar en cuenta al gremio, así las autoridades se dieron cuenta de que el sindicato no debía marginarse. El que el SNTE fuera tomado en cuanta para tal acurdo, fue en parte gracias a la, en ese entonces, nueva dirigente sindical Elba Esther Gordillo, quien mostraba una actitud de compromiso y apoyo hacia las reformas educativas que tuvieran como finalidad mejorar la calidad de la educación.
Pero como lo bueno dura poco lentamente el SNTE  se transformó pues “los líderes magisteriales nacionales a principios de los años noventa se agotaron rápidamente y el sindicato orientó su trabajo a ampliar sus posiciones administrativas y políticas.” (Barba, 2008)
El hecho de ser un gremio tan grande permitió que se viera al SNTE como un foco político, un movedor de masas.  De ahí que los altos mandos sindicales usaran el poder que se otorgaba al sindicato para hacer un intercambio de intereses, pues los políticos que cubrieran mejor las “necesidades” de los lideres serían quienes recibirían todo el apoyo de los agremiados. Por supuesto quienes formaban parte del sindicato recibían promesas y por eso apoyaban la política.
A pesar de que la unidad del sindicato fue un factor importante para la protección de los profesores de abusos y garantizaba un salario digno, el propio sindicato fue excediendo los límites tomo el control de la profesión docente hasta llegar a ser ”mediador” insustituible ante el gobierno y autoridades parecidas de la república.
Las consecuencias ante tal actitud por parte del SNTE fueron principalmente 2: primero la limitación del poder educativo del estado, pues a pesar de tener autoridad sobre la educación, las autoridades no podían hacer nada si el SNTE no estaba de acuerdo.
La segunda consecuencia fue el control sobre el futuro de la profesión magisterial, es decir, los líderes del SNTE podían decidir sobre la carrera de los docentes pertenecientes al gremio, lo que se convertía en una desventaja para quienes no tenían “palancas” dentro del mismo sindicato.
Esta actitud también ha afectado la relación del sindicato con la SEP, pues hay una lucha constante de poder ya que ambas son instituciones importantes para la educación de México. La realidad es que la máxima autoridad educativa es la SEP, pero a pesar de eso el sindicato se ha mostrado como una institución a la que tomar en cuenta y que es capaz de obstaculizar el trabajo de las demás autoridades si van en contra de sus intereses.
La relación entre las autoridades educativas y la organización sindical ha sido de constante confrontación, sobre todo al negociar salarios y poder político. Lo peor del caso es que si ambas autoridades no  establecen acuerdos que permitan asegurar la calidad educativa y la atención a los problemas México no podrá avanzar.
Hasta día de hoy el SNTE posee un gran poder político, pues aprovecha hasta la más mínima grieta política para extender su  poder dentro de la misma. Y aunque le interesan los agremiados, lo cierto es que los nuevos líderes sindicales anteponen sus intereses personales y económicos a los de los maestros.
Conclusión
La verdad es que la educación ha sufrido grandes cambios, sobre todo desde la época revolucionaria. El principal cambio, a mi parecer, es que ya se le da importancia a la escuela y a que todos los niños y jóvenes aprendan sin importar sus condiciones socioeconómicas. Otro punto importante y con el que me quedo, es que al parecer esta lucha por enseñar ha existido desde hace mucho tiempo, los docentes nos cerramos y no permitimos que especialistas en otras materias como ingenieros o doctores impartan clases, a mi parecer esa es una actitud negativa que hay que cambiar, porque somos egoístas en cierta medida.
En el caso de la descentralización y la centralización, creo que cada nuevo gobierno debe analizar las necesidades educativas que se tiene y tratar de solucionarlas, el hecho de descentralizar la educación le da libertad a los estados para hacer eso precisamente. Cada gobernador tiene la oportunidad de ver en que está fallando la educación de su pueblo y buscar soluciones, además de ordenar los contenidos de acuerdo a sus prioridades.
Me sorprende saber cuánto poder puede tener un gremio unido, en el caso del SNTE  no se puede negar que son unidos, pero lamentablemente usan esa unidad para beneficio propio y ya no piensan en la educación y menos en los alumnos. Los sindicalistas dejaron de lado la educación por ir tras la política, lo que no sería malo sino fuera porque en busca de más poder se pierden los principios educativos.
Referencias Bibliográficas
Arnaut, Alberto (1998), “Los maestros en la Revolución (1910-1919)”, en Historia de una profesión. Los maestros de educación primaria en México, 1887-1994, México, CIDE/SEP (Biblioteca del normalista), pp. 35-56.
Ramírez, Rafael (1986), “El gran periodo constructivo del movimiento educacional de México surgido de la Revolución. Las escuelas rudimentarias”, en Concepción Jiménez Alarcón, Rafael Ramírez y la escuela rural mexicana, México, SEP/El Caballito, pp. 99-105.
Artículo 3ro. (1917). En Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. México.
Arnaut, Alberto (1998), “La centralización posrevolucionaria”, en La federalización educativa en México, 1889-1994, México, SEP (Biblioteca del normalista), pp. 147-172.
Meneses Morales, Ernesto (1986), “La cruzada educativa de José Vasconcelos”, en Tendencias educativas oficiales en México 1911-1934, México, CEE, pp. 311-320.
Arnaut, Alberto (1998), “El SNTE: de la federalización centralizadora a la federalización descentralizadora (1943-1998)”, en Educación 2001, núm. 35, abril, México, Instituto Mexicano de Investigaciones Educativas, pp. 47-53.
Zorrilla, Margarita; Barba, Bonifacio, Reforma educativa en México. Descentralización y nuevos actores, Revista Electrónica Sinéctica, núm. 30, 2008, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, Jalisco, México, pp. 1-30.


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